Santiago del Valle, el presunto asesino de Mari Luz, fue condenado esta semana a otros dos años y medio de cárcel por un delito de abusos sexuales y coacciones a una menor en Gijón. Con esta condena, que el pederasta aceptó sin necesidad de que se celebrara el juicio, Santiago del Valle acumula ya tres sentencias condenatorias firmes por delitos de abusos sexuales y que suman un total de seis años y 15 meses de cárcel.
La espiral de juicios y probables condenas en las que está inmerso el pederasta, de 43 años, pueden llevarle a sumar condenas que superen los 30 años, incluyendo la posible pena que puede imponérsele en caso de que sea hallado culpable del asesinato de la pequeña onubense. Los límites de cumplimiento máximo de penas que establece el Código Penal podrían limitar a 25 años el tiempo que Santiago del Valle estaría en prisión, aunque tendrá muy complicado acceder a beneficios penitenciarios mientras permanezca en prisión. De hecho, en el caso del pederasta existen unas variables de riesgo que podrían retrasar un primer permiso carcelario hasta que llevara más de una década en la cárcel. Entre estos factores negativos, según han apuntado fuentes próximas a Instituciones Penitenciarias, pueden citarse la continuidad delictiva del reo, su tendencia a la pedofilia, la pluralidad de víctimas, la puesta en riesgo de la integridad física de las personas, el no reconocer su culpabilidad y la alteración psíquica que padece.
La suma de estas variables complicarán sobremanera la posibilidad de conceder beneficios penitenciarios a un interno cuyo caso será observado con estricta meticulosidad, y que ya está sometido a un régimen especial de protección dentro de la cárcel, donde no tiene contacto con otros reclusos por motivos de seguridad.
Hasta ahora, Santiago del Valle había logrado aprovecharse precisamente de los errores judiciales y de la falta de antecedentes firmes para evitar su encarcelamiento, a pesar de que es un individuo que desde hace muchos años frecuenta los juzgados, bien como denunciante o como denunciado por la comisión de hechos presuntamente delictivos.
La condena más conocida de Santiago del Valle y que ha desatado el mayor escándalo en el seno de la Justicia española de los últimos años es la que dictó en 2002 el titular del juzgado de lo Penal número 1 de Sevilla, Rafael Tirado, que le condenó a dos años y nueve meses de prisión por abusar sexualmente de su propia hija. Esta sentencia no fue confirmada por la Audiencia de Sevilla hasta finales de 2005, lo que posibilitó que otro juzgado de la capital andaluza, el Penal número 4, concediera la suspensión provisional de otra condena de dos años de prisión que le fue impuesta en 2004 por abusar de una niña en Sevilla.
Con posterioridad, el juzgado revocó esa suspensión y ordenó que Santiago del Valle cumpliera también esta pena, al constatar el magistrado que se había producido "un incremento exponencial de su peligrosidad criminal", por lo que, en su opinión, no resulta razonable que una persona con estas características criminológicas siga disfrutando de la suspensión de condena o haya que esperar a la firmeza de las sentencias ya dictadas en primera instancia para proceder a una revocación del beneficio concedido al reo.
A los seis años y 15 meses de prisión que Santiago del Valle acumula por los tres casos de abusos sexuales y coacciones sobre los que han recaído resoluciones firmes, se suman otros tantos procedimientos judiciales que todavía tiene abiertos el pederasta.
Uno de los casos que se resolverá en los próximos meses guarda relación con su traslado a Gijón para acosar a una menor de 13 años, dado que Santiago del Valle intentó vender el piso que había alquilado mientras permanecía en la localidad asturiana. Por esa estafa, el individuo fue condenado a otros ocho meses de prisión, aunque esta sentencia fue recurrida y está pendiente de la decisión que en su día adopte la Audiencia de Asturias.
Pero el pederasta irá sumando en los próximos años nuevas condenas, tan pronto como vayan finalizando las investigaciones judiciales abiertas y se celebren los juicios. Uno de los procesos más adelantado es el que tiene que juzgarse en los próximos meses en Sevilla, en relación con los supuestos abusos a otra niña de cuatro años, a la que el pederasta abordó en un patio comunitario el 8 de diciembre de 2006. Por estos hechos, la Fiscalía le ha pedido la máxima condena por un delito de abusos sexuales, que es de tres años de prisión.
Sin duda, la condena más grave que puede caerle a Del Valle es la que guarda relación con la desaparición y muerte de la pequeña Mari Luz, donde la Fiscalía y la acusación particular apostará previsiblemente por reclamar las condenas máximas, una rigurosidad que le perseguirá durante su estancia en las penitenciarías.
2 comentarios:
¿ Quién dijo que de haberse ejecutado la sentencia por parte del juez Tirado, Del Valle no hubiera estado más controlado?.
Está claro que habrían salido a la luz esos factores negativos, cuya constancia, aún en el caso de que de haberse ejecutado la sentencia de Tirado ya hubiera salido de la cárce ( lo cual es muy discutible), le hubieran puesto mucho más difícil a Del Valle la posibilidad de reincidir.
Las hipótesis son solo eso, meras especulaciones, por lo que no debe desinformarse con ellas; nadie puede predecir qué hubiera ocurrido si la sentencia de apelación se dicta antes, o si ya hubiera cumplido la condena... Pero lo que sí es cierto es que en nuestro País, con la legislación vigente, no puede someterse a alguien que ya ha cumplido su condena a ningún tipo de medida de control o vigilancia; esto podrá modificarse o no, pero hoy por hoy es así, con lo cual puestos a especular...
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