El paso de los ciudadanos por el escáner de los juzgados es una fuente inagotable de anécdotas. Aunque han pasado algunos años desde que una mujer intentara introducir su cuerpo por dicho aparato, todavía siguen produciéndose casos divertidos. Ocurrió precisamente el lunes, cuando una mujer de etnia gitana que había acudido a la sede de la Audiencia con motivo de un juicio, tuvo que atravesar el escáner. Nada más pasar por el arco detector, sonaron las alarmas. El vigilante de seguridad le dijo que hiciera el favor de volver a pasar y se quitara los objetos de metal. La mujer atendió el requerimiento, resignada, pero una vez que superó el obstáculo no ocultó su malestar:
--¡Ni que fuera a venir montada con la pistola al juzgado! --replicó la mujer.
Sus palabras no causaron el más mínimo pestañeo de un veterano vigilante que prácticamente lo ha visto todo y que a diario se enfrenta a situaciones similares. Las palabras de la mujer sí que merecen un comentario: ¿qué quería decir que había dejado la pistola en el coche? La verdad es que da que pensar...
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