Ocurrió hace un par de años durante una guardia en los juzgados. Una mujer había acudido para denunciar un delito grave, relacionado con su intimidad. Las especialistas del servicio de atención a las víctimas de delitos hablaron previamente con el juez y le expusieron con mucho cuidado que se trataba de un caso grave de violación. Cuando el juez comenzó la declaración de la testigo lo hizo con mucho cuidado.
-- A ver, señora. ¿Qué le ha ocurrido?
La mujer no quería responder y el magistrado, insistió:
--¿Es que su marido quizás se propasa con usted y le obliga a tener relaciones cuando no quiere?
--No, que va. Que se le ocurra hacer eso si yo no quiero... --responde la mujer.
--Bueno, pues entonces ¿qué es lo que pasa?
--Bien le voy a decir toda la verdad: Es que en mi casa no tenemos aire acondicionado y mi marido, cuando se levanta de echarse la siesta, anda en calzoncillos por toda la casa y a mí no me parece bien, porque tengo una niña de ocho años....
Al final, el juez ni siquiera le tomó la denuncia a la mujer, porque, claro, tampoco se puede impedir al marido que en su casa esté en ropa interior...
1 comentario:
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