El joven acababa de licenciarse en Derecho, con veintipocos años, y acudió gracias a una recomendación a un despacho penalista de Sevilla, donde lógicamente iba a tener que bregar con delincuentes que no son precisamente de guante blanco, sino más bien todo lo contrario. El cien por cien de los casos que llegan a este bufete son precisamente para defender a personas implicadas en delitos, porque nunca habían ejercido la acusación particular, siempre defendían a los acusados. Para comprobar la predisposición del joven abogado, la directora del bufete le preguntó sobre qué opinaba respecto al derecho de defensa. La respuesta del aspirante a pasante fue contundente: ––Yo pienso que el que la hace la paga ––respondió completamente convencido el joven.
Mal empezaban las cosas para el aspirante que, al final, no se quedó en el despacho porque tenía sus propias condiciones: tenía un buen viaje de turismo en mente y no estaba dispuesto a sacrificarlo por aprender Derecho penal... Afortunadamente este joven no representa a las nuevas generaciones de abogados, aunque de todo hay en la viña del señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario