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23 diciembre 2008

Santiago del Valle es condenado a otros tres años de prisión por abusar de una cuarta niña

El juzgado de lo Penal número 5 de Sevilla ha condenado a Santiago del Valle, el presunto asesino de Mari Luz, a otros tres años de cárcel por abusar de una cuarta niña, a la que abordó en el patio de un bloque de la barriada de La Oliva el 8 de diciembre de 2006.La sentencia considera probado que el acusado se acercó a la niña, aprovechando que estaba jugando sola y, tras cogerla en brazos, comenzó a realizarle tocamientos "con ánimo de satisfacer su deseo sexual". Los abusos fueron observados por una vecina, a la que el acusado contestó diciéndole que era un familiar de la pequeña, pero a continuación se dio a la fuga.La sentencia ha impuesto al pederasta la máxima condena, atendiendo a la corta edad de la víctima, de cuatro años, y la reincidencia delictiva de Del Valle, lo que evidencia su "peligrosidad". El pederasta deberá pagar además una indemnización de 10.000 euros a la víctima por el daño moral causado y no podrá acercarse a la menor durante cinco años.La juez considera probado los abusos, mediante una "maniobra engañosa" al darle un caramelo u otro objeto, y apunta que "es posible pensar que su intención fuese sacarla de allí para poder llevar a cabo su acción sin ser observado".
En cuanto a la eximente de trastorno mental que solicitó la defensa, la juez Mercedes Fernández entiende que no procede aplicársela, a pesar de que el acusado tiene reconocida una minusvalía del 75% y ha sido diagnosticado de esquizofrenia paranoide. La magistrada señala que el forense detectó en el acusado "una conducta manipulativa de su enfermedad con instrumentalización del proceso patológico, bien con fines rentistas de la pensión que cobra o bien para justificar su comportamiento presuntamente delictivo". El informe forense concluye que Del Valle no tiene alteradas sus capacidades y, por tanto, "era capaz de comprender la ilicitud de su actos y de actuar con arreglo a dicha comprensión".
El fallo precisa que, aunque Del Valle presenta un trastorno de tipo pedófilo, que se caracteriza "por tener impulsos sexuales, intensos y recurrentes, fantasías o comportamientos sexuales con niñas prepúberes", tampoco esta parafilia se ve afectada por su alteración mental, por cuanto llegó a "pedir perdón" por lo ocurrido, con lo que reconoce que "lo que hizo está mal y es incorrecto" y al ser sorprendido no mantuvo su actitud, sino que dio una "cierta justificación" al decir que era un familiar de la niña. A continuación dejó a la menor y se marchó, en una reacción que para la juez "parece estar más cerca de quien tiene ya en ese momento justo un completo conocimiento de que no estaba bien lo que hacía". Ésta es la tercera condena de Del Valle, que acumula ya nueve años de prisión por otros tantos abusos.

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