La sede de la Policía Judicial de Sevilla y las ratas

La sede actual de la Policía Judicial no es digna de un cuerpo policial a comienzos del siglo XXI. Hace siete años la consejería de Justicia trasladó a la Policía Judicial a unas dependencias fuera de los juzgados (donde antes estaba la Junta Electoral) de manera provisional, pero han transcurrido los años y la Policía Judicial ha permanecido en una sede en la que en todos estos años no ha recibido ni una mano de pintura. Por eso no es de extrañar las condiciones de insalubridad de las instalaciones, donde han aparecido ratas y se han colocado cebos, como muestra la imagen de la derecha. Pero eso no es todo, este cuerpo de auxilio a jueces y fiscales lleva tres meses sin fax (la única forma de comunicarse con el exterior, dado que no disponen ni siquiera de un ordenador capaz de ser conectado a internet). Paradójicamente, hace meses que disponen de una línea ADSL que no pueden utilizar por esa falta de ordenadores. La consejería de Justicia se niega a reparar o comprar un nuevo fax, o a renovar los ordenadores de la unidad (ni siquiera se está pidiendo aparatos nuevos sino los que ya no se utilizan en la Audiencia), y encima rechazan cualquier responsabilidad porque, según fuentes de la Junta, se trata de un cuerpo policial y las competencias son de la Subdelegación del Gobierno en la provincia. Unos y otros descargan sus responsabilidades, pero lo cierto es que la Policía Judicial, que debe ser una unidad puntera, ha vuelto a métodos decimonónicos: ahora se comunican para hacer sus gestiones a través del correo ordinario o entregan los documentos en mano, con lo cual los funcionarios tienen que distraer su atención de su trabajo de investigación para dedicarse a repartir documentos. Lamentable. Una nueva muestra de que la segunda modernización sigue sin llegar a la Justicia. Y los funcionarios de la unidad reciben incluso felicitaciones por su trabajo: si trabajan bien sin medios hasta dónde podrían llegar en sus investigaciones si tuvieran los recursos adecuados. Hace unos años todo el mundo se asombraba de que las escuchas del caso Ollero se realizaran desde el water de los juzgados o que el intermediario lograse escapar de la Policía porque llevaba un todoterreno más potente que el Citroën ZX de los agentes, pero a pesar del tiempo transcurrido parece que las cosas no cambian.