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27 enero 2011

Carcaño no se enfrentará al jurado popular

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ha ordenado finalmente que el asesino confeso, Miguel Carcaño, y los otros adultos implicados sean enjuiciados por un tribunal profesional y no ante un jurado popular, como habían solicitado la Fiscalía y la familia de la víctima. El argumento que esgrime el Alto Tribunal andaluz en su resolución consiste en que los magistrados consideran, al igual que en su día expuso el magistrado de la Audiencia de Sevilla Javier González –al que correspondió presidir el jurado–, que el objetivo principal que buscaban los imputados era la violación de Marta y que su crimen se cometió para ocultar ese delito.

El auto del TSJA analiza los escritos de calificación presentados por la Fiscalía y la acusación particular contra Carcaño y los otros imputados y señala que, si bien la Fiscalía no se pronuncia expresamente sobre la relación entre las previas agresiones sexuales y el posterior asesinato, “por muchas disquisiciones que quieran hacerse, las secuencias que se concretan en los escritos de calificación revelan una actividad de ocultación de los delitos de agresiones sexuales”. De esta forma, los magistrados consideran que los escritos de acusación del fiscal y de la acusación particular “no son incompatibles y conducen a la misma conclusión: el delito fin o el objetivo perseguido fueron las agresiones sexuales”.

En el caso del escrito de la Fiscalía, el TSJA considera que la imputación de los delitos de agresión sexual que incluyen el uso de armas peligrosas –Carcaño aseguró que amenazaron a Marta con una navaja, que fue recuperada– “denota la convicción del Ministerio Fiscal de que el impulso agresor inicial perseguía, como objetivo principal, la violación”. Siguiendo los acuerdos de la Sala Penal del Supremo para los delitos conexos, el TSJA entiende que si el delito principal es la violación, el caso debe ser enjuiciado por un tribunal profesional y no por el jurado popular.

El auto acuerda devolver las actuaciones al juzgado de Instrucción número 4 para que acuerde la “transformación y adecuación” del procedimiento a las normas del sumario ordinario. Contra la resolución del TSJA, según explica el propio auto, no cabe ningún recurso, aunque fuentes de la Fiscalía han explicado que van a estudiar si es posible presentar un recurso.
El juicio contra Carcaño, según las mismas fuentes, podría celebrarse antes del verano, aunque en los próximos meses tendrán que realizarse determinadas actuaciones judiciales como una declaración indagatoria de todos los imputados, lo que podía retrasar la celebración, sobre todo si las defensas plantean nuevos recursos.

El juez debe dictar ahora un auto de procesamiento y remitir la causa a la Sección Primera de la Audiencia para continuar la denominada fase intermedia que concluirá con la remisión a otra Sección para el enjuiciamiento.

Así todo, una vez que el TSJA ha resuelto cómo serán juzgados los adultos imputados por la desaparición de Marta, la Fiscalía anunció ayer que en los próximos días pedirá la prórroga de la prisión preventiva de Miguel Carcaño, el único implicado que sigue en la cárcel. La petición se planteará ante el juez de Instrucción número 4 de Sevilla, Francisco de Asís Molina, que investigó el asesinato de Marta y que decretó en febrero de 2009 el ingreso en prisión del asesino confeso, por lo que está a punto de cumplir el tiempo máximo. La prórroga será, como es preceptivo, por otros dos años.

El Cuco se declara inocente

No hubo sorpresas ni cambios en el guión previsto. La esperanza de la familia de Marta de que el juicio pueda derrumbar a alguno de los implicados para que revelen, dos años después, dónde está el cadáver no vino de la mano del Cuco. El menor, que ahora tiene 17 años -la misma edad que Marta cuando fue asesinada-, negó su participación en la violación y el asesinato de Marta, delitos por los que se enfrenta a una condena de seis años de internamiento en un centro cerrado y otros tres de libertad vigilada.

El joven, que presenta un aspecto físicamente más fuerte, con pelo largo y recogido en una coleta, se mostró al principio del interrogatorio muy tranquilo, incluso "frío" en algunos momentos, pero a medida que avanzaban las preguntas de la fiscal y de la acusación particular sobre su intervención en los hechos que ocurrieron la tarde del 24 de enero de 2009 se puso cada vez más "tenso", según confirmaron fuentes del caso, dado que el juicio se desarrolla a puerta cerrada.

Uno de los momentos más complicados llegó cuando se la acusación le preguntó si sabía dónde estaba el cuerpo de Marta, de cuya desaparición se cumplieron ayer dos años. El menor respondió que lo desconocía e incluso exclamó que "ojalá lo supiera", porque a él también le interesa que aparezca el cuerpo porque podría beneficiar a su defensa en este proceso. "No voy a hacer lo que ha hecho Miguel", aseveró el menor en alusión al continuo cambio sobre el destino que se dio al cuerpo de la joven sevillana.

Durante unas dos horas, el Cuco negó, una a una, todas las preguntas en las que se le relacionaba con el crimen. El menor, que había prestado ocho declaraciones anteriores -en tres de las cuales había reconocido su participación-, se declaró inocente ante el juez de Menores y aseguró que el día de autos no estuvo en el piso de Miguel Carcaño, en la calle León XIII, donde Marta fue asesinada. En su relato exculpatorio, el menor reconoció que aquella tarde, sobre las 17:00, se encontró a Miguel y a Marta en Santa María de Ordaz, pero después se marchó y estuvo con dos grupos de amigos haciendo una botellonajunto al Polideportivo de San Pablo y en un parque cerca de Santa Clara.

Esa tarde el Cuco llamó por teléfono a Samuel Benítez, que está imputado en la causa que se sigue contra los cuatro adultos, y quedó con él en encontrarse de madrugada. El menor asegura que llegó a su casa sobre las 23:30, lo que hipotéticamente le sitúa fuera del horario en el que, según la Policía y el juez que instruyó el caso, tuvo lugar el asesinato.

El testimonio del Cuco presenta para la Fiscalía de Sevilla y la acusación que ejercen los padres de Marta "muchas contradicciones" y sus explicaciones "no han sido lógicas, coherentes o satisfactorias" en cuanto a su cambio de versión, al haber pasado de autoinculparse e incriminar a los imputados adultos a decir que no tiene ninguna relación con el crimen. El Cuco alegó que las tres declaraciones incriminatorias las realizó por las supuestas "presiones" que recibió de los agentes del Grupo de Menores (Grume) de la Policía, quienes le habrían incluso "amenazado" diciéndole que iban "a detener a su madre" en la creencia de que su vehículo, un Volkswagen Polo de color blanco, había sido utilizado para ocultar el cuerpo. El menor relató al juez que se sintió "asustado" ante estas presiones y que por eso asumió su participación.

El adolescente negó que él o Samuel condujeran aquella noche ese coche, aunque sí reconoció que unos días después de la desaparición de Marta ambos lo limpiaron porque estaba "sucio", pero no porque pretendieran eliminar pruebas.

En la primera sesión del juicio se visionó el DVD realizado con la reconstrucción judicial de los hechos que se hizo tras su detención en el piso de Miguel Carcaño, donde el menor ofreció de manera espontánea detalles concretos sobre cómo encontró el cuerpo de Marta cuando se presentó en el piso y cómo se produjo el traslado inicialmente hasta el Guadalquivir.

El Cuco alegó ayer que muchos de esos detalles los introdujo en su declaración para dar verosimilitud y porque conocía muy bien el piso de León XIII, en el que había dormido muchas veces. Cuando se le preguntó sobre el punto exacto del río desde el que inicialmente dijo que se deshicieron del cuerpo, el acusado señaló que se lo habían indicado los policías.

Tras la comparecencia del Cuco, el juez llamó a declarar Ángel Romero, su tutor legal, que estaba citado en calidad de testigo y como responsable civil, pero que se acogió a su derecho constitucional a no declarar. El juicio se reanudará mañana con la declaración de Miguel Carcaño y de los otros adultos imputados, y de la inspectora jefe del Grume.
Sorprendentemente, aunque Samuel Benítez Pérez no estaba citado ha aparecido por la sede judicial para firmar como cada quince días su libertad condicional, justo a la hora de máxima expectación de periodistas. Con gafas de sol, y muy arreglado, a diferencia de su aspecto deportivo de la vista oral, daba la impresión de que quería ser visto porque tenía que firmar en el mismo edificio en el que se celebra el juicio, en lugar de en un juzgado.

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